Recuerdo muy bien el día en que me adentré en los misterios de mi ciclo menstrual. Tenía unos 14 años, y, a pesar de que la mayoría de mis amigas ya tenía su regla, para mí fue toda una sorpresa. Hubo mucha curiosidad, mucho miedo, dudas, incomodidad, pero por sobre todas las cosas, recuerdo la sensación de vergüenza. Por alguna razón, sin que nadie me dijera nada, intuí y acepte sin rechistar que mi menstruación era un tema tabú y que debía avergonzarme si me manchaba y los demás lo notaban.
Quizás alguna se sienta identificada con esto que les cuento. De hecho, no sería raro que así fuera, ya que esta idea de “la impureza de nuestra sangre menstrual” está muy arraigada en nuestro inconsciente colectivo. Hace mucho tiempo permitimos, por alguna razón que se me escapa, que nos arrebataran nuestra vida cíclica. Entregamos nuestro poder y dejamos que nos convencieran de que ser mujer es un castigo y un pecado.
Quizás muchas todavía piensen eso, y están en su derecho. Pero, si me lo permiten, me gustaría recomendarles un libro: “Luna roja” de Miranda Gray. Una noche, sentadas en una terraza de Barcelona, una amiga del alma compartió conmigo parte de la sabiduría de este libro. Me dibujo en una servilleta o en un papelito que encontramos esta imagen:
Dentro de mí resonó la idea de que esto era un regalo maravilloso, que encerraba en su sencillez la clave para una vida más plena y feliz para todas las mujeres.
¿Qué significa esta imagen?
Este es el llamado “Ciclo de la luna roja”. En él, utilizando la imagen simbólica de la luna, se muestran las 4 fases generales de nuestro ciclo menstrual. Intentare explicarles resumidamente en qué consiste, pero les recomiendo leer el libro:
1. Fase de la Luna nueva (arquetipo de “La Bruja”)
Nuestro ciclo comienza el primer día del sangrado, y con esto entramos en la primera fase, simbolizado en la parte inferior de la imagen por la luna nueva. Esta etapa que suele durar de 3 a 5 dias, es un momento de “muerte” y de introspección, aquí se cierra un ciclo y comienza otro. ¿Se imaginan como cambiaría nuestra visión de esos días si pudiéramos entenderlos como un momento de liberación increíble, donde dejamos atrás todo lo viejo, para darle la bienvenida a lo nuevo? Es en esta fase donde la mujer puede contactar con su parte oscura, fría y receptiva, que muchas negamos. Tenemos el don de morir y renacer cada mes, y no solemos aprovecharlo.
Sería muy apropiado descansar mucho en esta fase, dormir y soñar y meditar. Sin embargo, nuestra sociedad nos exige que vivamos estos días de la misma manera que los otros, lo que provocara mucho cansancio e irritación (¿les suena?).
2. Fase de la luna creciente (arquetipo de la “La Virgen”)
La siguiente etapa es la fase del renacer luego de la muerte, aquí el cuerpo de la mujer comienza a prepararse para gestar un nuevo ovulo. Es una etapa dinámica y radiante, ya que este es el momento en el que la mujer se libera de su ciclo procreativo y se centra solo en su propio ser. Solemos sentir confianza en nosotras y necesidad de sociabilizar. La concentración y la ambición se vuelven más fuertes, por lo que es en esta etapa del ciclo donde la mujer puede centrarse más en su trabajo. La sexualidad en esta etapa suele ser fresca y juguetona. Algunas mujeres se estancan en esta etapa e intentan (antinaturalmente) vivir de forma lineal (o sea, constante) bajo esta energía. Lo que da como resultado a una mujer hipersociable, hipertrabajadora, desconectada de su lado más maternal y empático, y también de su lado oscuro, del que huye constantemente.
3. Fase de la luna llena (arquetipo de “La Madre”)
Esta fase comienza cerca de la ovulación, por lo que su energía estará más en consonancia con la abnegación y el cuidado de otros, ambos relacionados con la maternidad. Suele haber menos interés por ella misma y, en cambio, muestra más necesidad de asumir responsabilidades y de “alimentar” proyectos e ideas que ya existen. La sexualidad de la mujer en esta etapa suele manifestarse como una experiencia de amor profundo y el deseo de compartir. Si presta atención, puede que note también que en esta etapa la gente busca mas su ayuda y su apoyo.
Una mujer que se estanca en esta fase de su ciclo tendrá muchísimos problemas para decir que no, y fácilmente caerá en la trampa de convertirse en un “felpudo humano” para que no perder el amor de sus seres queridos.
4. Fase de la luna menguante (La Hechicera)
En esta etapa, el óvulo ya ha sido liberado y no ha sido fecundado. Comienza entonces en las mujeres una necesidad de profundizar en el lado más interno de su ser. Esta es una etapa de gran creatividad, donde se puede aprovechar la energía que la mujer acumula cada mes para crear una nueva vida en su vientre, para hacer arte o explorar otros tipos de expresión creativa. Suele disminuir su capacidad de concentración y su tolerancia ante lo mundano, pero crece su intuición y su capacidad para soñar.
Esta etapa es la que más comúnmente suele dar “problemas”, ya que aquí la mujer se enfrenta con la idea inconsciente de no haber sido fertilizada y con la idea consciente de que se avecina el momento del sangrado (el momento “sucio” del ciclo). Por lo tanto, no es de extrañar que el síndrome premenstrual sea algo tan típico hoy en día. La resistencia que se vive dentro de cada mujer en esta fase es muy grande, y suele traer alteraciones como hinchazón, dolores, irritabilidad, emocionalidad, et.
Y entonces el ciclo vuelve a empezar, solo que esta vez ya nos conocemos un poco mejor, y la próxima un poco más… hasta que nos convertimos en expertas de nosotras mismas 😉
¿Por qué nuestro ciclo menstrual es tan importante? ¿Por qué radica en él nuestro poder?
Los ciclos Universales son el ritmo de la Vida misma. Todo en nuestro Mundo, en nuestra Galaxia, incluso en nuestro Universo tiene Ciclos. Todos ellos son sagrados, porque de ellos depende nuestra vida. ¿Qué pasaría si la Tierra dejara de girar alrededor del Sol? ¿Y si el agua dejara de evaporarse? ¿Qué pasaría si nuestros cuerpos sin vida dejaran de descomponerse? ¿Qué pasaría si dejáramos de morirnos?
Dentro de cada mujer se manifiesta uno de estos Ciclos Sagrados, sin el cual no podríamos ser madres. ¿Puedes sentir dentro de ti ese poder? ¿Eres consciente de que eres una creadora de vida en potencia? Y no me refiero sólo a hijos de carne y hueso. Dentro de ti existe una fuente infinita de “creatividad”, que no es más ni menos que la capacidad de “crear”. Atrévete a explorar esa parte de ti, y te sorprenderás.
¿Cómo puedes hacer para volver a conectarte con tu ciclo sagrado?
Una idea que saqué del libro fue hacer un diario. En él escribía como me sentía cada día, física, mental y emocionalmente e incluso que había soñado esa noche. Es súper útil para comenzar a reconocer la ciclicidad de nuestros estados. De pronto pude darme cuenta de que todos los días 1 de mi ciclo me sentía de una determinada manera físicamente, o que los días 7 y 8 de mi ciclo solía soñar mucho, o que me siento muy vulnerable emocionalmente tal y cual día. Estos datos ayudan mucho a entendernos y a volver a conectarnos con nosotras mismas. Podemos dejar de juzgarnos y dejar de sentirnos unas histéricas porque comprendemos como la fase de nuestro ciclo puede influenciarnos. Y sobre todas las cosas una puede aprender a respetarse, a sentir que no pasa nada si tal día no se quiere salir de la cama o tal otro te dan ganas de comerte una barra entera de chocolate.
Otra cosa que suele ayudar mucho según Miranda Gray es rememorar tu primera menstruación. Según ella (y yo lo comprobé en mi misma) la primera menstruación suele ser muy cercana a la fecha de nuestro cumpleaños, curioso ¿no? Este es un momento muy importante para la mujer, es cuando deja de ser niña y se apodera de su poder como mujer cíclica. Si tienes cerca otras mujeres que están en este proceso de reconocerse, haz una fiesta y celebra ese día como si fuera tu cumple, hazte regalos, mímate.
También es interesante observar a la luna. Ella es nuestra gran aliada, como una hermana/madre/amiga/hija que nos acompaña y nos apoya. Investiga sobre sus ciclos, obsérvala y aprende de ella. Puedes incluso hacer que tu ritmo se ajuste al de ella. Por ejemplo, poniendo cierta intención, puedes lograr solapar tu fase de ovulación con la luna llena, o con la luna nueva. Veras que no es lo mismo uno que el otro, su influencia en nosotras es muy grande, pero no lo veas como una imposición, es más bien una gran aliada. Aprovéchalo!
Espero que disfrutes de este camino de autoexploración, y que al reconocerte como parte de la Naturaleza cíclica, recuperes tu poder que por nacimiento te corresponde.